Serendipia tras la oscuridad / Raquel Sanz Vázquez

¡Llegó el día!

Raquel, sabes que estos días pasados los viviste de manera acelerada, con un nerviosismo propio del momento que estaba por llegar; con esa ilusión que es uno de los motores de nuestra existencia. Se estaba acercando el día en el que tus sueños se harían realidad. 

Y llego el día; el día en que sacas a pasear tus obras, el día en que cierras puertas y abres las ventanas para respirar aire puro… ¡Enhorabuena!

Según nos cuentas en estas mismas páginas “tu obra es muy subjetiva, figurativa e inconsciente”, añadiendo que “tu proceso creativo comienza con una idea, con algo que parece salido de la nada de tu cabeza, para luego, a medida que vas trabajando en ella y va tomando forma, la obra te va pidiendo cosas que no estaban proyectadas en principio”.

Y todo ello, no nos cabe ninguna duda, tiene un resultado que es puro arte simbólico, lleno de elementos que salen de la racionalidad y de lo evidente. Algo que se logra desnudando a los elementos más cotidianos de tu existencia. Tus obras dan pie a diferentes interpretaciones, ya que están cargadas de gran simbolismo. La persistencia de la memoria aborda la noción del tiempo y el espacio; y lo haces a través de un lenguaje plástico particular que exalta a la persona y a los objetos con una gran carga de simbolismo.

Nos cuentas que “durante un tiempo se hizo fuerte en ti el lobo malo, y que sigue ahí acechando”. Pero que “prefieres quedarte con lo bueno de toda esta historia, porque aparte de todo lo que aprendiste, de todas las personas que conociste, algunos se han convertido en verdaderos amigos”.

Raquel, así te queremos en nuestra Fundación: “como una verdadera amiga que vive el presente con intensidad”. ¡Gracias por estar con nosotros!